This episode is in English followed by the Spanish version below. In order to read the preceding parts, scroll down to find them.
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Sephardic Customs and Practices
I learned more about these practices from Mom’s family; but I learned many more dichos y refranes (sayings and clichés) from my Dad’s family—possibly because they were so “philosophical,” always questioning everything as a good Jew. It’s possible I would’ve found more customs and practices in Dad’s family had I spent more time there as I did in Mom’s parent’s home.
As a very young child, I saw how grandpa or my uncles would test the sharpness of a knife with their fingernail. I evidenced how grandpa would snap the neck of a chicken, drain all its blood and cover it with soil. It felt almost like a ceremony that everyone came out observe.
I often saw how my aunts made flour tortillas. By the way, if you look closely to a well-cooked flour tortilla, it looks like Jewish matzo because the fact is that many of our northern Mexico and South-Central Texas Anusim used the flour tortilla as their matzo while the southern Mexican Anusim used the corn tortilla. I’d see how Aunt Betsie (Elizabet) would amazar (knead the dough) and create a tiny pebble from it and cast it into the open fire before she begin placing the tortillas on the comal. I can almost remember her muttering a few words before she cast that pebble into the fire; but I just don’t know what she said. Since then I’ve had a deep intrinsic sense that it had to do something with repentance, the burning up of sins and requesting the blessings of God.
Both, Mama Panchita and my mother simply loved a particular Mexican sweet bread called, pan de Semita. All this time I thought they meant pan de semillita because of the tiny anise seeds it contained. What they were actually saying was bread of Semites. Interestingly, it was almost a duty that while buying Mexican sweet bread, you just had to buy the ginger bread shaped like a marranito, a little pig. Funny because in the last 10-15 years I’ve discovered I love ginger cookies and bread; but for some reason I couldn’t stand el marranito during my childhood. Maybe my soul knew something my brain did not--maybe because our ancestors were called Marranos.
As the first born, I experienced much more than my younger siblings because I had more time among my extended families. In the process, I’ll never forget how Mom prepared Dolly (who is five years younger than I) for Linda’s birth. I was around seven or eight when I clearly remember her telling us that she’d not leave the house for 40 days after the baby was born. There was something “holy” about the manner in which she told us this story. There was a kind of glow in that little bedroom when she told us what to expect after the baby’s birth. I just figured she’d not leave home for 40 days because of the physical implications of child bearing and not wanting to expose the infant to possible germs.
One other thing I just discovered here recently after reading a couple of books loan to me by Rabbi Cohen (or Rodfei Sholom) on kashrut. I found out that it’s the kosher way to get rid of an egg that contains a red blood spot in it. My mother always insisted we dump these eggs and not to touch or eat them. I’m wondering how many more things Mom and her sisters insisted on that were in line with a Jewish kashrut procedure.
Superstitions
What Dad was in spirituality, Mom was a bit apprehensive of old family tales. In fact, she and her sisters were a bit superstitious. They even had customs about what to and not to do after you cut your finger nails or your hair. In essence, we weren’t supposed to ever throw these elements on the ground outside. We weren’t supposed to let them blow into the wind either.
My mother and her siblings had a strong belief in what they called, el mal ojo–the evil eye. In fact, they had a theory that when a child was very cute and often attracted peoples’ stare, they’d hang what they called an ojo de venado (eye of a deer) around their neck to help prevent the evil eye. Some of the women that felt a child was very pretty or attractive would run their hand over their face from top to bottom while saying something such as, Ay que chulo (Oh how cute or pretty). While they did this they’d say something like, no le quiero hacer ojo. However, I believe there was also a very dark side to the mal ojo which led to their fear of maldiciones (curses) and acts of witchcraft lodged against them. The ojo de venado would help thwart these unclean spirits.
I remember while I was still a child, that one of my younger siblings suffered a great scare and became lascio, listless and weak. So she along with some neighbor and relative made some strange prayers over the child in shock. It seemed like it helped. Some of these methods were a type of folk healing such as the time I suffered a major scare by being pulled by a vehicle at a fast speed as I held on to the rear bumper until it stopped. I was rushed inside and given some water and sugar along with the advice to simply lie down and rest. But I didn’t even have a scratch just some torn jeans and a bewildered feeling of what in the world had gone wrong.
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LA VERSION EN ESPANOL SIGUE AHORA
Mi Vida -- Parte 3
Costumbres y Practicas Sefardíes
Aprendí más tocante a estas prácticas de la familia de mi Mama, pero aprendí mas dichos y refranes de la familia de mi Papa—posiblemente porque eran tan filosóficos, siempre cuestionando todo como un buen Judío. Es posible que hubiera encontrado más costumbres y prácticas en la familia de mi Papa si hubiera tenido más tiempo como lo tuve con la familia de mi Mama.
Desde muy chico, yo vi como mi abuelo y mis tíos examinaban el filo del cuchillo con la uña. Note como mi abuelo (Papa Lupe) quebraba el pescuezo de la gallina, escurrilla la sangre y lo cubría con tierra. Me parecía esta práctica como un tipo de ceremonia que toda la familia observaba.
Muchas veces note como mis tías hacían tortillas de harina. Entre paréntesis, si nota usted con mucho cuidado lo que parece una tortilla bien hecha, va notar que parece mucho lo que se llama matzo (pan sin levadura) Judía. La verdad es que muchos del Sefardim Anusim del norte de México y el lado Sur-Central de Texas usaban sus tortillas de harina como su propio matzo mientras que en la zona sur de México el Anusim usaba la tortilla de maíz como su matzo. Yo veía como mi tía Bitsie (Elizabet) amasaba y como criaba una bolita pequeñita y lo lanzaba en la lumbre abierta sobre la estufa antes de empezar a poner las tortillas sobre el comal. Casi puedo recordar que hablaba en voz baja ciertas palabras antes de echar aquella bolita de masa en la lumbre, pero no recuerdo lo que decía. Desde entonces he tenido un sentir muy afondo que esto tenía que ver algo con arrepentimiento, el quemar de pecados y errores y pidiéndole a Dios Sus bendiciones.
Ambos, Mama Panchita y mi madre les encantaban el pan dulce Mexicano, particularmente lo que le llamaban el Pan de Semita. Todo este tiempo yo pensaba que esto significaba pan de semillita porque tenía semillitas pequeñitas de anise. Lo que actualmente decían era Pan de SEMITA no semillita, es decir Semita como los Judios son Semitas. Interesantemente, casi era una responsabilidad, al comprar pan dulce Mexicano, también comprar el pan que le llamábamos el marranito porque tenía forma de marrano. Raramente, en los últimos 10 a 15 años he descubierto que me gusta mucho la galletas de jengibre, pero por alguna razón no me gustaba el pan de marranito durante mi niñez. Quizá porque mi alma sabía algo que mi ceso no sabía--es decir que a nuestros ancestros les llamaban Marranos en tiempos de ataño.
Como el primogénito, yo experimente mucho más que mi hermano y hermanas menores porque tuve más tiempo entre mi familia extendida. En el proceso, nunca olvidare como mi madre preparo a mi hermana Dolly (que es cinco años menor que yo) para el nacimiento de mi hermana Linda. Yo tenía como siete u ocho años de edad cuando claramente recuerdo que nos dijo que no saldría de la casa por 40 días después del nacimiento del bebe. Había un tipo de iluminación en esa recamarita cuando nos dijo que esperar después del nacimiento. Solamente figuraba que no saldría de la casa por 40 días por las implicaciones físicas de dar a luz a una criatura y no querer exponer al bebe a gérmenes extraños.
Otra cosa que a penas descubrí después de leer unos libros emprestados a mí por el Rabino Cohen (de la sinagoga Rodfei Sholom) tocante al tema de kasrut o comidas permitidas por la religión Judía. Descubrí que es una responsabilidad Judía de echar fuera el huevo que tiene una manchita de sangre—pues mi madre insistía en esta práctica. Ahora me pongo a pensar cuantas cosas más mi madre y sus hermanas hacían e insistían que eran prácticas Judías de kashrut o kosher.
Supersticiones
Lo que mi padre era en espiritualidad, mi madre era más dada a cuentos antiguos y creencias familiares. Aún tenían costumbres en que hacer y no hacer después de cortar las unas o el cabello. En esencia, debíamos de nunca tirar estos elementos sobre la tierra. No debíamos dejar que el viento los volara hacia cualquier rumbo.
Mi madre y sus hermanas tenían una fuerte creencia en lo que se dice, el mal ojo. En realidad tenían una teoría que cuando un niño era muy bello o chulo, con frecuencia atraía la fija o el mirar de muchas personas así es que les colgaban lo que llamaban un ojo de venado alrededor de sus cuellos para prevenir el mal ojo. Algunas mujeres que sentían que algún niño era muy hermoso al parecer decían, Ay que chulo y corrían su mano sobre su cabeza o sobre el rostro de la carita del niño y a veces mientras lo hacían también decían, para no hacerle mal ojo. Yo creo que todo esto era muy sincero e inocente, no obstante había un lado oscuro a todo esto también. El lado oscuro tenía que ver con ciertas maldiciones que algunos ponían de parte de brujos y curanderas. El ojo de venado era para repelar todas estas maldiciones según esta superstición o creencia.
Recuerdo cuando era muy pequeño que una de mis hermanitas sufrió un susto muy grave para ella y se puso lascio, débil y sin fuerza. Así es que mi madre, junto con una vecina y una pariente cercano hicieron una oración y una breve ceremonia rara a mi parecer contra este susto. Me parece que ayudo esta oración. Algunos de estos métodos eran de tipo de sanidad doméstica o familiar tal como el día cuando fui arrastrado por un vehículo en tanto yo me quede agarrado de la parte posterior del vehículo (el bumper). Al fin, cuando se detuvo el vehículo, pronto me llevaron para dentro de la casa, me dieron agua y azúcar con el consejo de solamente descansar sobre mi cama. Pero no tenía ni aun un rascón o cortada solamente pantalones rotos y un sentir de susto y confusión peculiar que algo muy peligroso me habían acontecido. (Esto sucedió en los días cuando ciertos vehículos viejos no querían prender así es que se les daba un empujón a mano para forzar al motor que prendiera…)
EN MI SIGUIENTE EPISODIO HABLARE DE CREENCIAS SOBRE LA MUERTE Y DE DICHOS Y REFRANES…
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